UN DÍA DESPUÉS DE CONMEMORAR EL DÍA DEL ORGULLO LGBTQIA
Foto: cortesía de Jhoster Parada
(Caracas, 29 Jun. Ciro
Casique).- Este viernes, a las 8:24 pm, un grupo de militantes y
activistas por los DDHH LGBTQIA se
encontraban en la Radio Itinerante para
la Diversidad Sexual, llevando a cabo el programa Rompiendo el Closet, en la Calle Villaflor de Sabana Grande, en
Caracas. Mientras que un grupo de más 20 efectivos
de la Policía Nacional Bolivariana, pertenecientes al Destacamento 66 de la
Parroquia El Recreo, exigían el desalojo
de las personas reunidas en torno a dicha actividad, que se ha hecho
tradicional meses antes de la reconocida fecha del Orgullo LGBTQIA.
«Si no obedecen,
entonces vamos a ejercer las instrucciones que nos dieron»
La activista Ingrid Barón, del Colectivo Base Lésbica Venezuela,
presenció la actitud policial contra las personas que asisten regularmente a la
calle y en una conversación que sostuviera con uno de los grupos de oficiales
estos «argumentaban que las personas apostadas
en las inmediaciones consumían drogas y fomentaban la violencia; cuando este
programa se activó justamente para combatir el consumo de drogas, el ocio y
promover la formación en DDHH de la población sexo-género diversa, a través de talleres, cine-foros y otros», nos dijo.
Los efectivos «exigían el desalojo por una denuncia de contaminación sónica», por lo que expresaban que «si no obedecen, entonces vamos a ejercer las instrucciones que nos dieron», en palabras de Ingrid. Mientras que esto ocurría, otrxs policías mostraban a lxs ciudadanxs —de forma amenazadora— los bastones metálicos extensibles que fueron abiertos como símbolo de intimidación para continuar con el desalojo violento, «con actitud represora», decía Daniela González, del Colectivo Lésbico Feminista Las Beguinas. Isaura Guzmán agregó que se tenía permiso de la alcaldesa Erika Farías, y que podían hacer una llamada a la autoridad municipal para denunciar el atropello, a lo que los efectivos decían que «a ellos no les importaba si llamaban a la alcaldesa».
Los efectivos «exigían el desalojo por una denuncia de contaminación sónica», por lo que expresaban que «si no obedecen, entonces vamos a ejercer las instrucciones que nos dieron», en palabras de Ingrid. Mientras que esto ocurría, otrxs policías mostraban a lxs ciudadanxs —de forma amenazadora— los bastones metálicos extensibles que fueron abiertos como símbolo de intimidación para continuar con el desalojo violento, «con actitud represora», decía Daniela González, del Colectivo Lésbico Feminista Las Beguinas. Isaura Guzmán agregó que se tenía permiso de la alcaldesa Erika Farías, y que podían hacer una llamada a la autoridad municipal para denunciar el atropello, a lo que los efectivos decían que «a ellos no les importaba si llamaban a la alcaldesa».
«Mientras
compartíamos nos indicaban que desalojáramos porque sí»
Hubo una agresión; «mientras compartíamos nos indicaban que desalojáramos porque sí», declaraba el activista Joshter Parada, fundador de la organización Utopía. Comentaba también que «se vivió la homofobia» porque «hubo palabras denigrantes» hacía la comunidad LGBTQIA, mientras corría el despliegue de los oficiales.
Hubo una agresión; «mientras compartíamos nos indicaban que desalojáramos porque sí», declaraba el activista Joshter Parada, fundador de la organización Utopía. Comentaba también que «se vivió la homofobia» porque «hubo palabras denigrantes» hacía la comunidad LGBTQIA, mientras corría el despliegue de los oficiales.
Minutos antes del suceso, luego de haberse dado un acuerdo
con un grupo de evangélicos que también habían ocupado parte de la calle para
realizar una toma religiosa, organizadorxs de la Radio Itinerante comenzarían su actividad, acordando horario de
inicio y culminación para no solapar las actividades, con el propósito de no
generar inconvenientes entre los dos grupos. 20 minutos después de que lxs
cristianxs se habrían retirado, curiosamente aparece «la supuesta denuncia de
contaminación sónica», comenta Joshter.
«Nuestra lucha es
contra la cultura cristiana evangelizante y discriminadora, porque vienen con
todo»
Javier Ávila, militante de la ASGDRe (Alianza Sexo-Género Diversa Revolucionaria) decía que «hemos venido luchando contra la ley de vagos y maleantes, aunque yo no la viví»: prácticas policiales represivas ejercidas por la cuarta república y que «no podemos permitir que vuelvan». También comentaba que «nuestra lucha es contra la cultura cristiana evangelizante y discriminadora, porque vienen con todo».
Javier Ávila, militante de la ASGDRe (Alianza Sexo-Género Diversa Revolucionaria) decía que «hemos venido luchando contra la ley de vagos y maleantes, aunque yo no la viví»: prácticas policiales represivas ejercidas por la cuarta república y que «no podemos permitir que vuelvan». También comentaba que «nuestra lucha es contra la cultura cristiana evangelizante y discriminadora, porque vienen con todo».
Lxs militantes afirmaban que la manera en que se realizó el desalojo fue de forma desproporcionada y muy lamentable. Entre las organizaciones presenten en el hecho estaban: Base Lésbica Venezuela, Utopía, el Bloque Socialista Unido de Liberación Homosexual, el Colectivo Lésbico Feminista Las Beguinas, la Plataforma de Mujeres Lesbianas de Venezuela Angela Davis, la Brigada Feminista Latinoamericana, la ASGDRe (Alianza Sexo-Género Diversa Revolucionaria), entre otras.
Hay que poner la denuncia en la Fiscalía
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